Cosas que dicen al ver a las Arañas de Marte.



Las Arañas de Marte se abren paso en los nudos temporales de nuestra realidad. La semana pasada apareció un artículo en el periódico Valencia Plaza, a cargo de Edu Almiñana, que me dedica palabras tan generosas como estas:


"Gran conocedor del género fantástico, López se maneja bien en todos sus registros: hay momentos en que apela a un horror basado en nuestros miedos más primitivos -como los parásitos-, mientras en otros, por el contrario, hace que se nos erice el vello de la nuca ante conceptos como la nada o los colapsos de las leyes físicas que rigen nuestro universo -spoiler: ojo a la destrucción total de Valencia, escenario en que transcurre casi toda la novela-. Pero no solo encontramos hechos fantásticos en la historia; gran parte de la misma navega en las turbulentas aguas de las relaciones familiares, tanto entre cónyuges, como entre progenitores e hijos: contemplaremos de cerca la devastación que origina la enfermedad y la muerte, la extrañeza posterior a las separaciones, los traumas del pasado y sus lastres emocionales o la frustración que acompaña a la constatación de que muchas de las expectativas que teníamos no se cumplieron. A decir verdad, las mayores dosis de angustia que consigue transmitirnos la historia provienen de estos conflictos, paradójicamente, los más mundanos y habituales. La realidad, una vez más, supera a la ficción." 








Por otra parte, en Sagacomic, Santiago García Soláns analiza  de forma muy acertada la novela y sus implicaciones:

"Arañas de Marte es una novela tan intrigante como sugerente, tan fascinante como, en muchos momentos, hermética, que invita, obliga más bien, a la reflexión y a cuestionarse el mensaje de todo lo leído. López juega con las expectativas, con las ideas preconcebidas, y de un hachazo las rompe todas. No hay sitio dónde agarrarse o sentirse seguro, y sólo resta dejarse llevar por una prosa envolvente, terriblemente sugerente, plena de recursos y matices, en un búsqueda casi imposible de respuestas, que invita a cuestionar la realidad misma y de la que es muy difícil salir incólume. No hay un camino recto, no hay una elección sencilla, sino una plétora de posibilidades a cada cual más inquietante. Un desafío intelectual y literario. Y lo más perfecto del asunto es que cada lector, al pasar la última página, terminará con su propia teoría particular sobre lo que acaba de leer y el propósito de todo ello."


Muy agradecido a ambos por sus palabras.